PERSONAS QUE INSPIRAN

Carmen Pacheco

Carmen Pacheco escribe. Pero no necesariamente libros (que también). Su
newsletter quincenal Flecha llega al buzón de cerca de 8.000 personas (en verano, su
versión veraniega, OLA, alcanza las 9.000) y Blum, el podcast de ficción que acaba de
firmar (y dirigir) conjuntamente con Manuel Bartual promete convertirse en uno de
los éxitos de la temporada. Ha publicado cómics y novelas gráficas con su hermana,
la ilustradora Laura Pacheco, y en su faceta de novelista ha escrito tanto para
público adulto como para infantil y juvenil. Guionista, publicista, columnista,
redactora creativa, consultora y escritora, Pacheco no tiene claro qué palabra la
define más (mejor). Lo que nosotros tenemos claro es que nos quedamos a vivir en
sus historias (en el formato que sea).


¿Qué significa escribir para Carmen Pacheco?

A veces yo también me lo pregunto y creo que si escribo es para existir. Es el único
momento en el que dejo de ser una cacofonía de pensamientos confusos rebotando
en el cerebro y puedo «escuchar» mi verdadera voz. Por eso tengo una relación
tortuosa con la escritura. Me requiere un esfuerzo que pocas veces me apetece
afrontar, pero al mismo tiempo, si no lo hago a menudo, siento que desaparezco.


8.000 suscriptores reciben cada dos sábados tu newsletter Flecha. ¿Cómo es el proceso tras cada una de tus “cartas mágicas”?

En primer lugar, necesito ese compromiso con mis suscriptores para ponerme a
escribir, porque como he dicho antes, pocas veces me apetece. Mi principal propósito
es hacer sentir bien a quien me lee, así que primero tengo yo misma que alcanzar esa
sensación de bienestar. Podría decir que el proceso de escribir una de mis cartas es
terapéutico. Busco un tema o recomendaciones de las que me haga ilusión hablar y
luego trato de transmitir ese entusiasmo.


¿Es la curiosidad una forma de contemplar el mundo?

Para mí es una forma de soportar el mundo. Y eso que me considero una privilegiada.
Pero hay tantas cosas del sistema en el que vivimos que me horrorizan, que necesito
recordar que existen otras para no amargarme. Y entonces me doy cuenta de que no
solo hay mil cosas en este mundo que me encantan, sino que hay muchas más que ni
siquiera conozco aún. La curiosidad es el mejor aliciente para vivir que se me ocurre.


Si algo se desliza de tus newsletter e hilos de Twitter es una enorme sensibilidad y delicadeza por el mundo que nos rodea. ¿Cómo cultivamos la mirada para dejarnos cautivar por lo bello (que lo hay aunque no siempre seamos capaces de verlo)?

Este es un comentario que me hacen a menudo. Me halaga mucho y al mismo tiempo
me hace gracia porque yo por naturaleza no soy así. Siempre he sido una persona
inclinada a la melancolía y por defecto me fijo en lo negativo. Así que esta
sensibilidad para la belleza que la gente percibe en mí no es ningún don natural sino
un esfuerzo consciente y a veces desesperado por combatir mi pesimismo. Digamos
que me hacen falta más estímulos positivos que a otras personas para estar contenta
y por eso los busco por todos lados.


Portada de Blum, el último podcast de Carmen Pacheco y Manuel Bartual


A menudo se dice que “la vida es la mayor fuente de inspiración”. ¿Es así en tu caso? ¿Dónde buscas inspiración?

Podría decir que mi propia ignorancia es mi fuente de inspiración. Soy consciente de
que hay tantas cosas que no sé, que siempre me anima pensar que puedo buscar un
libro y aprender sobre cualquier cosa que se me antoje. Y esta sensación de novedad
me inspira al momento. Además, vivimos en la mejor época de la historia para eso.
En menos de un minuto puedes coger tu móvil y estar leyendo un dato que te rompa
la cabeza. Es verdad que la gente tiene una sensación de saturación con todo lo que
lee en redes sociales. Pero es que aunque parezca información muy variada por la
estructura caótica con la que se sirve, en realidad es todo un poco lo mismo. Para dar
con estas vetas de inspiración, hay que escarbar un poco, desviarse con intención de
los enlaces que te sirven los algoritmos y dejarse caer por las madrigueras.


¿Qué tiene que tener un libro para que te decidas a comprarlo y hasta dónde pesa (si lo hace) la sinopsis, las reseñas o incluso la portada?

Por este tema de alejarme un poco de los circuitos de información habituales, a veces
llego a ser un poco esnob. De primeras no me suele apetecer leer libros que se hayan
puesto de moda o que tengan un envoltorio comercial atractivo. Suelo buscar lo
contrario. Cuanto más antiguo o desconocido sea el libro, más ganas me dan de
leerlo. Pero al final esto es también confundir la forma con el contenido. Algunos de
los mejores libros que he leído este año son éxitos de ventas y tienen cubiertas
preciosas.


De lo último que ha irrumpido en tu vida, ¿qué podcast, libro, película y serie recomendarías?

Ahora mismo estoy leyendo Infinite Powers del matemático Steven Strogatz y estoy
por fin dando sentido a cosas que estudié en el instituto y que nunca supe qué
aplicación tenían. Es una experiencia interesante.

Vi hace muy poco The Lost City of Z de James Gray y me encantó. Creo que toda la
película tiene un tono hipnótico que te va sumergiendo en el delirio del protagonista.
Y sirve para ilustrar muy bien lo que comentaba antes de la curiosidad como impulso
vital.

Rumbo al infierno es una serie coreana que me enganchó y me impactó mucho. No
se parece a casi nada. Para empezar ni siquiera sabría decir si es fantasía o ciencia
ficción.

Y en el apartado de podcasts voy a recomendar dos podcasts de ficción, que es un
formato aún minoritario con mucho potencial por desarrollar. El primero es La
firma de Dios
de Jose A. Pérez Ledo. Se emite semanalmente y me tiene muy
enganchada. Y el segundo es Blum, un podcast que hemos creado Manuel Bartual y
yo. La historia hila muchos datos reales sobre arte, música y en general cosas que nos
inspiran, así que me parece una buena recomendación con la que terminar esta
entrevista.